La cocina del microrrelato: Plato 2.
Ingredientes:
sucinto,
antología, hollar.
Era un precioso día de verano, cuando me reveló
esa faceta oculta suya, que solo conocían unas cuantas personas. Me llevó a su
casa y me mostró su amplia antología poética, que era como un tesoro para él. Y
mientras me recitaba un sucinto poema que él mismo había compuesto, holló un
poco más en mi corazón y, en ese momento, me percaté de que iba a ser imposible
hacer desaparecer esa pisada de mi interior.
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