La cocina del microrrelato: Plato 5.
Cocina libre.
Hacía relativamente poco que trabajaba en aquel palacio
como cochero. Un día, mi amo me llamó. Me dirigía hacia su despacho cuando, de
pronto, la vi. Era como un ángel recién caído del cielo. Con esa sonrisa perfecta,
brillante como las perlas de su collar y esos ojos azules que poseían un fulgor
especial. Me habían descrito su belleza pero no había comparación. Fue amor a
primera vista. Pero también era un amor imposible, yo lo sabía. Pues la
heredera de un imperio nunca se fijaría en un humilde lacayo como yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario